sábado, 27 de octubre de 2007

Mi tunel


La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que seria así como una especie de despertar. Pero despertar a qué?, esa irresolución de agarrarse a la nada absoluta y eterna me a detenido en todos mis proyectos de suicidio.

A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad.

Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto en que el mal es insuperable , cualquer elemento bueno, por pequeño que s ea, adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos aferrariamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo.

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