lunes, 25 de febrero de 2008

Afortunada.... Já!

Es lo que usualmente anhelamos durante los diez meses que no las tenemos, pero cuando llegan, traen consigo una sensación rara, inusual, es que es tan poco el tiempo y tantas las cosas que queremos hacer, ¡definitivamente no sabemos por donde comenzar!. Aun así los primeros días, incluso semanas son simplemente hacer nada, para que a nuestros papas no les suene a flojera decimos que estamos “organizándonos” y que pronto sabremos que será de nosotros estos dos meses, claro eso si ya eres mayor de edad y no necesitas el permiso de tus papas incluso para cruzar a la casa de enfrente.

Bueno para los que no tenemos esa suerte de hacer “casi” todo lo que se nos plazca, nos toca acatar lo que nuestros padres decidan por nosotros, en mi caso no es nada nuevo, todos los años paso al menos unas semanas en la playa, en la casa de mi tía, en el quisco, hasta ahí es igual que todos los años, en que estamos en la casa, mis primos, mis tíos, abuelos y uno que otro amigo de mis primos que se les cola de vez en cuando. Este año fue diferente, de partida ya tengo pololo, lo que se transforma en todo un problema en estas fechas, ya que casi no estas en la ciudad para poder verlo y el tiempo que ahora te sobra, ni siquiera puedes pasarlo con el, en cambio yo tengo mucha suerte, justo en el momento en que ya comenzaba a amargarme pensando en que no lo vería, suena mi teléfono y el me cuenta que también estará unos días en el quisco, lo primero que pensé fue: TENGO DEMACIADA SUERTE!!!, luego me di cuenta que aun así yo estaba con mi familia, y tenía que dedicarles tiempo a ellos, a pesar de que lo único que quería era estar como una lapa pegada a el, ese era el primer problema que se me presentaba, pese a todo eso yo estaba realmente feliz pasaría parte de mis vacaciones con mi pololo y en la playa… Qué mejor que eso?, esperen aun me faltaba un pequeñísimo gran detalle, el tampoco venía solo, aun peor, venía con diez amigos más y eso hacía un poco más difíciles mis planes de ser una lapa de amor por cinco días, sigo repitiendo que tengo demasiada suerte?, casi todos los amigos de mi pololo que estaban con el, también son mis amigos y los que no son mis amigos, por lo menos se llevan bien conmigo, ahora si era absolutamente perfecto, los detallitos y problemitas ya no eran nada mas que insignificantes hormigas, las cuales fácilmente podía aplastar con un dedo, calma creo que voy demasiado rápido, lo había olvidado nada es completamente perfecto, aquí les va lo malo, esta en orden para que sea más fácil de comprender:

Día uno desde que llegamos a la playa: Mis primos, hermana, tío y yo llegamos el día lunes en la noche como a las diez y cuarto a el quisco, a ese hora llame a mi pololo, quería saber que estaban haciendo, pero a el se le ocurrió que saliéramos todos, mis primos, sus amigos y nosotros, yo estaba feliz era genial estaríamos todos juntos y yo vería a mi pololo después de dos días sin hacerlo, hasta ahí aun es bueno… creo es ahora cuando se pone rara la cosa y todo termina en nada.
Nos juntamos todos, me acuerdo que eran como las doce y algo de la noche y adivinen, justo era el cumpleaños de mi pololo, realmente era perfecto, porque a pesar de las vacaciones y de la fecha, estaría con el en su cumpleaños. No fue tan así… incluso nuestro saludo fue raro, el andaba muy raro, algo distante, un poco callado, pero no lo tome en cuenta, no hasta que ya era demasiado notorio y su rareza hacia que me sintiera mal… así que como buena humanista decidí hablar las cosas, no saque mucha información con mi conversación pero en fin por lo menos las cosas ya estaban mejor, lo malo es que aun no llego a lo peor.
Mi primo con su afán de ser sociable comenzó a tomar, a tomar y tomar?, un par de vasos y ya estaba ebrio y yo tuve que pasar vergüenzas y aguantar sus locuras de ebrio, lo peor de todo esto fue que mi pololo odio a mi primo por todo este show que el armo con lo de su borrachera, y de paso hizo que en parte le cagara su cumpleaños, ósea HELLO!!! Siéntete más mal?, ese fue el peor día de todos y casi no pude ni dormir.

Los días siguientes fueron realmente buenos, salvo por uno que otro rose que tuvimos casi siempre por mi culpa, soy simplemente yo y mis comentarios desubicados, creo que uno de los mejores días fue cuando le entregue mi cuaderno, ese típico cuaderno que tienen las niñas de mi edad, bueno la mayoría le llama diario de vida, pero el mío, era mi cuaderno, me sentí muy bien, sentí que ya no había nada que pudiera ni quisiera esconder y eso me hacía sentir bien, fue un comienzo de vacaciones perfecto, cualquier persona como yo se haría llamar afortunada.

Afortunada – Francisca Valenzuela.