Pupilas dilatadas, algo alocadas, ¡atrevidas! Casi felinas.
Envuelto, seguro, protegido, sagrado y profano.
Se sonríe el ombligo antes los ojos de su nuevo amigo, le guiña un ojo, al parecer soy yo la que me sonrojo.
Recorren las hormigas el puente, hacen lo suyo, son bienvenidas, pero no llegan para quedarse, profundo y psicodélico, cálido, húmedo... enamorados.