domingo, 20 de septiembre de 2009
Un día en la tierra
Valle frondoso, preciso ocaso, selva urbana
fachadas de piedra plasmadas de sucesos
dolores y sufrimientos los cuales nunca se borrarán
La cansada gente, envuelta en sus rutinas queda perpleja
desconcertadas dentro de sus propios mundos.
Bocinas suenan, solo susurran
la luz del cofre cambia rápidamente de un verde esperanza a un rojo martirio
los autos vuelan, el tiempo se detiene
Veo caras, nadie dice nada, solo llanto y dolor
una mujer, bella mujer
estrecha fuertemente la mano del que será su única salvación.
Sonidos que hacen despertar emociones
las cuales nuca antes había sentido
y de las que ahora soy parte irremediablemente
La gente mira, solo mira
bocinas suenan, solo suenan
antes de darme cuenta me vi sumido en un lecho de sangre
y en una ilusión de la cual jamás podré despertar nuevamente.
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